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Historia de los Derechos del agricultor en la
FAO
Para comprender las disposiciones sobre los Derechos
del agricultor en el Tratado Internacional es útil examinar la historia
de las negociaciones en relación con estos derechos. Desde el primer
momento en el que los Derechos del agricultor fueron considerados en una
negociación internacional en 1986 se han realizado importantes
aclaraciones. Cómo recompensar a los agricultores por sus contribuciones
a la conservación, mejora y disponibilidad de los recursos
genéticos para la alimentación y la agricultura en el pasado,
presente y futuro, ha sido tema central de las negociaciones. La
creación de un fondo internacional para apoyar y ayudar a los
agricultores en esto ha sido parte de la agenda de estas negociaciones durante
mucho tiempo. Los debates también se han centrado en cómo se
pueden equilibrar los Derechos del agricultor con los derechos de los
mejoradores, a fin de garantizar un sistema equitativo que pueda facilitar el
acceso continuo - y el libre uso - de los recursos genéticos de los
cultivos para los agricultores. Los documentos obtenidos en estas negociaciones
representan los frutos de un largo y complejo proceso, y proporcionan un
contexto importante para el trabajo en la realización de los Derechos
del agricultor.
Aquí usted puede leer la historia hasta la
adopción en 2001 del Tratado Internacional sobre los Recursos
Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (la historia
más reciente se encuentra recogida en el punto "Los Derechos del agricultor en el Tratado
Internacional"). Esta presentación se basa en un
informe sobre la historia de
los Derechos del agricultor realizado por Regine Andersen.
El
comienzo La idea de los Derechos del agricultor surgió al
principio de la década de los ochenta como una contrajugada al aumento
de la demanda de los derechos de los fitomejoradores, tal como se
expresó en las negociaciones internacionales. El propósito era
llamar la atención sobre las innovaciones no remuneradas de los
agricultores que suponían la base del cultivo de plantas actual (más
(in English) >). Un análisis exhaustivo de la
documentación muestra que el concepto se formuló por primera vez
en las negociaciones internacionales de la FAO en 1986. Ya en 1987, surgieron
consideraciones y soluciones prácticas que supusieron la base para todas
las demás negociaciones sobre los Derechos del agricultor, y
proporcionaron una aportación sustancial a la elaboración de
nuestra actual interpretación del concepto (más (in English) >).
También ayudaron a enmarcar la cuestión de los Derechos del
agricultor las consultas oficiosas sobre los recursos fitogenéticos y
los Diálogos de Keystone (más (in English) >)
El reconocimiento y las negociaciones En 1989, los Derechos
del agricultor fueron por primera vez reconocidos formalmente por la
Conferencia de la FAO, y en 1991 la Conferencia decidió establecer un
fondo para la realización de dichos derechos (más (in English) >). Sin
embargo, sólo se hicieron unos pocos pagos a este fondo, y por ello no
se hizo realidad. Después fue aprobado el Convenio sobre la Diversidad
Biológica en mayo de1992, y con él una resolución sobre la
interrelación entre la CBD y la promoción de la agricultura
sostenible. En esta resolución se instó a la FAO a que se
examinasen las maneras y los medios para desarrollar la complementariedad y la
cooperación entre la CBD y la labor de la FAO en relación con los
recursos fitogéneticos para la alimentación y la agricultura. En
particular se instó a la FAO a buscar soluciones para las cuestiones
más importantes incluyendo la cuestión de los Derechos del
agricultor. La Agenda 21 también manifestó esta demanda (más >). Esto marcó
el inicio de unas largas negociaciones que finalmente dieron lugar al
Tratado Internacional. En 1996 fue adoptado
el Plan de Acción Mundial para la Conservación y la
Utilización Sostenible de los Recursos Fitogenéticos para la
Alimentación y la Agricultura por la Conferencia Técnica
Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos en Leipzig. En
ésta también se abordó la cuestión de los Derechos
del agricultor (más (in
English) >).
Con la adopción del Tratado Internacional
sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la
Agricultura en 2001 se estableció un acuerdo internacional
jurídicamente vinculante para la gestión de los recursos
fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, en el que
los estados están obligados a proteger y promover los Derechos del
agricultor, pero son libres de elegir las medidas que consideren apropiadas
para ello. Esto fue el resultado de unas largas y complicadas negociaciones (más (in English) >).
Antecedentes para la aplicación actual La larga
historia de las negociaciones que condujeron a estas disposiciones del Tratado
Internacional proporciona importantes antecedentes para la selección de
las medidas para hacer realidad los Derechos del agricultor:
-
Equilibrio con los derechos de los mejoradores: El concepto surgió a
raíz del debate sobre los derechos de propiedad intelectual de los
recursos fitogenéticos. Inicialmente, la principal preocupación
fue cómo garantizar que tales derechos no fuesen perjudiciales para las
prácticas tradicionales de los agricultores de conservar, reutilizar,
compartir y desarrollar las variedades vegetales. Estas prácticas se
consideraban la base de sus continuas contribuciones a la conservación e
innovación de los recursos genéticos y, por lo tanto,
debían ser protegidas. Los Derechos del agricultor fueron considerados
como un medio para lograr este fin.
- Recompensar a los
agricultores: La enorme contribución colectiva realizada en el
pasado, presente y futuro al fondo mundial genético debía
reconocerse en términos prácticos. Los titulares de los derechos
no debían ser individuos o comunidades sino pueblos enteros. Se
sugirieron medidas tales como la libertad de intercambio de recursos
fitogenéticos, el intercambio de información y resultados, y la
formación. La distribución de beneficios fue un aspecto
importante de la discusión, pero había distintas
interpretaciones. Algunos proponían una distribución de
beneficios sobre una base bilateral, mientras que otros sostenían que un
sistema de este tipo no sería viable debido a la naturaleza del
intercambio de los recursos agrícolas a través de los siglos: no
sería posible detectar el país de origen, y los costos de
transacción serían demasiado altos. Por consiguiente, se
sugirió usar un sistema multilateral. Ésta era la forma racional
de hacerlo amparada por el Tratado Internacional.
-
Conservación de los recursos fitogenéticos y de los conocimientos
relacionados con ellos: Equilibrar los derechos de los mejoradores fue una
manera de garantizar que los agricultores no se viesen dificultados a la hora
de conservar sus prácticas tradicionales. Sin embargo, serían
necesarias unas medidas más directas para que los agricultores pudieran
seguir actuando como custodios del patrimonio fitogenético y como
innovadores de la agricultura. De esta manera se consideró esencial
tomar medidas para la conservación de los recursos fitogenéticos
y los conocimientos relacionados con ello, y para estimular las innovaciones.
Estas medidas son mencionadas a veces en el contexto de un sistema de
recompensas y distribución de beneficios. Sin embargo, también
fueron consideradas importantes como componente independiente de los Derechos
del agricultor, vitales para la seguridad alimentaria del presente y del
futuro.
- Fondo internacional: Todas las partes acordaron
establecer un fondo internacional para los Derechos del agricultor que
proporcionase la fuerza necesaria para poder recompensar y apoyar a los
agricultores por sus continuas contribuciones a la conservación y el
desarrollo de los recursos fitogenéticos para la alimentación y
la agricultura. Aquí radican los fundamentos de los Derechos del
agricultor. Representan los frutos de largas y complejas negociaciones, y es
necesario tenerlos en cuenta cuando se aplique el Tratado Internacional tanto a
nivel nacional, como multilateral.
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